ENFERMEDAD DE ALZHEIMER

Descrita en 1906 por Alois Alzheimer, psiquiatra y neurólogo alemán, tras estar varios años estudiando a una paciente Auguste D.; uno de los primeros síntomas que presentó esta paciente, fue la aparición de celos hacia su marido; muy pronto manifestó alteraciones de la memoria, incapacidad para realizar actividades como la lectura y la escritura, desorientación,.. Los síntomas fueron empeorando gradualmente y afectando a todas sus capacidades.

Tras su fallecimiento, producido por complicaciones derivadas de la circunstancia de estar encamada durante mucho tiempo, se procedió al estudio de su cerebro que evidenciaron la existencia de atrofia generalizada y se encontraron por primera vez los ovillos neurofibrilares y depósitos de sustancia amiloidea, característicos de esta enfermedad.

No fue hasta la década de los setenta cuando la enfermedad descrita por Alzheimer empezó a cobrar interés. Hoy en día se sabe que la degeneración neurofibrilar y las placas seniles son lesiones propias de la ancianidad y que la enfermedad de Alzheimer las comparte con otras alteraciones. Actualmente la mayor esperanza de vida o la disminución de la mortalidad han hecho que presente una alta prevalencia e incidencia.

¿QUÉ ES?

  • Una enfermedad neurodegenerativa; lo que significa que las neuronas se degeneran (se deterioran en su estructura o funcionamiento) o mueren.
  • Es progresiva; lo que significa que va en aumento; que el daño que produce cada vez es mayor.
  • Es irreversible; lo que significa que, por el momento, no hay curación y los daños que va causando en el cerebro no es posible recuperarlos.
  • Es una demencia; lo que significa que están afectadas la memoria, la comprensión, el razonamiento y el juicio.

¿POR QUÉ APARECE LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER?

No sé sabe cual es el motivo, por qué unas personas la padecen y otras no, lo que sí se sabe es:

  • Que por el hecho de ser mayor no quiere decir que vaya a desarrollar la enfermedad, es decir, no forma parte de un envejecimiento normal aunque sea más frecuente en personas de edad avanzada (la mayoría de las personas que la padecen tienen más de 65 años).
  • Que afecta tanto a hombres como mujeres.
  • Que no lo produce el estrés.
  • Que no es contagiosa, no por estar en contacto con una persona con Alzheimer se va a transmitir la enfermedad.
  • Que no necesariamente es hereditaria, es decir, la herencia (el hecho de que el padre, la madre o ambos, hayan tenido la enfermedad) es un factor que puede influir en que aparezca la enfermedad, pero que no necesariamente va a determinar su aparición.

¿CUÁLES SON LOS PRIMEROS SÍNTOMAS?

En cada persona la enfermedad aparece y evoluciona de una manera distinta, pero generalmente comienza con:

  • Dificultad para recordar hechos recientes, por lo que suelen preguntar varias veces lo mismo.
  • Dificultad para aprender cosas nuevas.
  • Dificultad para adaptarse a nuevas situaciones.
  • Dificultad para expresar sus emociones o sentimientos.
  • Dificultad para mantener una conversación, para utilizar las palabras correctamente o la falta de palabra, por lo que utilizan con frecuencia la palabra “esto”, “eso”, “aquello” como sustituto de la palabra que no pueden o no saben decir.
  • Dificultad en el manejo del dinero; el dinero va perdiendo su “valor” no pudiendo distinguir, por ejemplo, si 10€ es mucho o poco dificultad en la toma de decisiones.

Generalmente los familiares indican que los primeros síntomas son despistes u olvidos, a los que no dan importancia ya que los asocian a un proceso de envejecimiento normal.

Es verdad que a medida que nos hacemos mayores, envejecemos, tenemos olvidos y despistes pero que éstos se producen también a lo largo de la vida del ser humano; también se produce una lentitud en el aprendizaje, es decir, tardamos un poco más en aprender pero mantenemos la capacidad, en cambio, en la enfermedad de Alzheimer, la alteración en la memoria va en aumento y la capacidad de aprendizaje se va perdiendo.

Los síntomas iniciales no van apareciendo todos a la vez, sino que, poco a poco, van apareciendo y aumentando en frecuencia e intensidad, a los que se van añadiendo progresivamente nuevas alteraciones o dificultades en otras áreas y capacidades.

¿CÓMO EVOLUCIONA LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER?

La enfermedad de Alzheimer, con el tiempo y de forma progresiva, va afectando a todas las capacidades de la persona y, por ende, a todos los aspectos de su vida.
En cada persona este proceso es diferente, por lo que es difícil predecir cuáles son los síntomas que tendrá, en que orden van a ir apareciendo y cómo irá evolucionando la enfermedad.

Cambios que normalmente padece un enfermo/a de Alzheimer:

  • Poco a poco el cuidador/a se irá dando cuenta que su familiar afecto de enfermedad de Alzheimer, va experimentando cambios a nivel cognitivo, emocional, conductual y físico:
  • Tiene dificultad, le cuesta aprender cosas nuevas.
  • Duda mucho o no puede tomar decisiones.
  • Tiene dificultad o no sabe hacer cosas que hasta entonces hacía sin ninguna dificultad (hacer la comida, hacer la lista de la compra, control del dinero, conducir, asearse, vestirse, elección de ropa inadecuada, etc…).
  • Tiene dificultad en recordar el nombre de personas familiares.
  • Se confunde a la hora de reconocer a sus hijos, esposo/a….
  • Tiene dificultad en entender lo que se le dice, pero esto no se debe a que no pueda oír o lo haga con dificultad.
  • Dificultad en expresarse, en hablar, no puede decir el nombre de muchos objetos por lo que con frecuencia dirá “esto”, “eso”, “aquello”, para referirse a un objeto.

Recuerda muy bien su pasado, su infancia, sus amigos…., pero esto también irá desapareciendo. Muchos familiares piensan que no es posible tener Alzheimer porque recuerdan muy bien su pasado, “tiene una memoria excelente”, precisamente esto es lo único que puede recordar con cierta exactitud ya que la memoria de lo que sucedió un momento antes o un día antes, está alterada o deteriorada, y no puede recordarlo.

A nivel emocional, se produce un deterioro progresivo en la expresión, haciéndose la persona cada vez más retraída, evitando incluso el contacto con otras personas (no querrá salir con sus amigos/as habituales,…). En ocasiones puede confundirse con una depresión.

Su estado de ánimo puede ser muy variable, ya que le cuesta controlar sus emociones, puede estar en ocasiones triste o enfadado sin motivo aparente, reírse exageradamente de algo insignificante o tener reacciones muy exageradas (catastrofistas) por una nimiedad.

Se mostrará, probablemente, muy suspicaz con las personas que le rodean o con personas que no conoce.

Poco a poco su personalidad va cambiando respecto a como era antes de la aparición de la enfermedad, llegando un momento en que pierde su capacidad de reacción ante personas y circunstancias que suceden en su entorno habitual.

A veces al inicio de la enfermedad, otras veces más adelante, suelen aparecer conductas que no eran habituales en él/ella, como son: acciones repetitivas (por ejemplo: lavarse las manos, sonarse, asomarse a la ventana,….), esconder todo tipo de objetos, sacar la ropa del armario, meter objetos en bolsas, buscar insistentemente algo y culpar a otro de su desaparición, desnudarse sin motivo, alteración del sueño, discutir, comentarios obscenos o fuera de lugar, conductas sexuales inapropiadas (desinhibición sexual), pelearse o discutir con sus nietos/as por objetos o por otra cosa insignificante, orinar en sitios inapropiados, etc.

Los cambios a nivel físico suelen ser muy progresivos, detectándose lentitud en hacer las cosas, alteración en la coordinación, dificultad a la hora de usar los cubiertos, vestirse, bañarse, cepillarse los dientes, control de esfínteres, sentarse, levantarse, caminar, mantener el equilibrio….

La enfermedad avanza y hace a la persona cada vez más dependiente hasta que llega un momento en que depende absolutamente de otro para cualquier actividad básica de la vida diaria, pero es imposible predecir esta progresión y se desconoce el motivo por el cual en unas personas la enfermedad avanza tan lentamente y en otras tan rápido.

Recuerde:

  • Los cambios que se producen no son intencionados, son causados por la enfermedad.
  • Las personas con la enfermedad de Alzheimer, no hacen las cosas “adrede” o “cuando quieren” o “cuando les da la gana”.
  • La enfermedad afecta a todas las capacidades de la persona y es imposible saber cuando esas capacidades, o resto de capacidades, están activas o no; es por esta razón por la que unas veces hacen bien las cosas y otras no, por la que unas veces nos conocen y otras no,….hasta que cada una de las capacidades desaparece por completo.

El avance de la enfermedad es imprevisible por lo que usted, como cuidador/a, se tendrá que adaptar al día a día de la persona con enfermedad de Alzheimer, y no pretender que sea al revés.

TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO

Hoy por hoy no existe ningún tratamiento que pueda curar la enfermedad de Alzheimer, sin embargo el tratamiento farmacológico puede mejorar los síntomas cognitivos y conductuales de la enfermedad y en cierto modo enlentecer su evolución.

Los medicamentos más usados en la actualidad son los inhibidores de la acetilcolinesterasa (anticolinesterásicos) y la memantina.
Los anticolinesterásicos son el Donepezilo (Aricept®), la Rivastigmina (Exelon®, Prometax®) y la galantamina (Reminyl®), que suelen indicarse en los estadíos iniciales de la enfermedad. En general, ninguno de ellos ha demostrado que sea mejor que otro y se utilizan por tanto según el criterio del médico, teniendo en cuenta el tipo de demencia, sus efectos adversos, su forma de administración (comprimidos, solución o parches), las enfermedades del paciente, etc.

La memantina (Axura®, Ebixa®) suele utilizarse en estadíos más avanzados de la enfermedad (generalmente asociándola al anticolinesterásico cuando evoluciona el cuadro) o desde el inicio cuando no pueden usarse los otros fármacos.
Además, suelen usarse múltiples fármacos para intentar controlar los síntomas que se asocian a la demencia como antidepresivos, sedantes, antipsicóticos, etc… .

TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO

Está demostrada la eficacia de la estimulación cognitiva, junto con el tratamiento farmacológico, en el proceso de enlentecimiento de la enfermedad. La estimulación cognitiva se define como “el conjunto de técnicas y estrategias que pretenden optimizar la eficacia del funcionamiento de las distintas capacidades y funciones cognitivas (percepción, atención, razonamiento, abstracción, memoria, lenguaje, procesos de orientación, gnosias y praxias) mediante actividades específicas”, tanto a nivel individual como grupal.

AFATE agradece al Dr. José Rojo Aladro, Neurólogo, la revisión de los contenidos de este apartado.